Durante meses estuvimos esperando que llegara el día de ir a Granada, mis amigos habían conseguido unos billetes baratos, menos de 5 euros ida y vuelta por persona, un chollo de esos que se te presentan para que te los lleves, los acabes aprovechando o no.

En mi anterior estancia en Granada ya comprobé sus encantos, con un hostal en el centro de Granada bastante respetable, con todo a mano, al lado de la Gran Vía, y cerca de una de las callejuelas más bellas de la ciudad, llena de teterías y tiendas de tés, e inciensos. Además, teniendo a 10 minutos la Alhambra y siendo de fácil acceso, lo único que me dio pena de éste hostal fue no volver.

Pero la segunda vez que fui, probé uno de los grandes regalos de Granada: Los bares de tapas. Granada es una meca para los tapistas, una ciudad en la que por dos euros tienes una caña y una ración generosa de algo para picar.

Cuidar el presupuesto en Granada es súper sencillo: Tres cañas con sus tres tapas te dan para comer, y un par de ellas para cenar. Lo cierto es que siempre encuentras una excusa para hacer una paradita mientras disfrutas de las empedradas calles estrechas de este mágico lugar.

Además, en esta vez también estuvimos en un albergue granadino de muchísimo encanto, dentro era casi como estar aislado en el corazón de la ciudad. No faltó el día en el que casi nos quedamos charlando en lugar de salir a ver algo.

La gente en Granada suele ser agradable, aunque no faltó algún camarero que se puso tonto bien de mañana. En todos lados cuecen habas.

Con unos precios tan bajos y unas raciones tan generosas, Granada es con diferencia, la mejor ciudad para ir de tapas que he visitado, y he visitado algunas. Y tú, ¿qué piensas de Granada?

Actualización: Con los años, hay muchas otras ciudades con estas bondades -y muchas otras- que hacen de Granada una excelente ciudad para salir de tapas, pero no es la única.

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