Tocó madrugar, pero sin problemas. Llegamos al aeropuerto donde dejamos el coche con tiempo de sobra como para poder desayunar. Quién lo iba a decir.

Nos montamos en el avión y cambiamos de isla. El Hierro debe tener uno de los aeropuertos más pequeños del mundo. Plan de siempre: coche, desplazamiento, y acción.

Nuestro primer plan era una caminata por el Sendero de los Llanos, que atraviesa zonas boscosas propias de cuentos más que de la realidad. La luz se mete entre las hojas dejando unas texturas mágicas. Me flipó.

Sendero de los Llanos

La ruta atravesaba varias veces la carretera y pasaba por algún mirador.

Sendero de los Llanos

Terminamos en el mirador de la Peña, un restaurante que deja boquiabierto con sus vistas.

Mirador de la Peña

La tarde comenzaba con casas antiguas y lagartos, en el lagartario de El Hierro y las Casas de Guinea.

Lagartera

Y terminamos en el pozo de la salud, con un tremendo tratamiento relajante en su balneario.

Balneario Pozo de la Salud