Pilas cargadas, mochilas listas, todo al coche y rumbo a ver El Teide, que ya iba tocando. Nuestra intención era subir a ver esta maravilla en teleférico a falta de tiempo para hacerlo a pie, y sin embargo el viento nos traicionó esa mañana. Tras la larga subida por la carretera nos encontramos con que el teleférico no funcionaría en todo el día debido a las fuertes rachas de viento que estaban apretando la zona.

Parque Nacional del Teide

Así que nos quedamos en la parte baja conociendo Las Cañadas donde nos encontramos la famosa estampa de los antiguos billetes de mil pesetas, entre otros impresionantes paisajes.

Parque Nacional del Teide

Cuando terminamos nos acercamos al Parador de Las Cañadas donde nos sentamos a disfrutar de una comida con vistas al gran volcán.

Parador Cañadas del Teide

De vuelta al coche, nuestra tarde la pasaríamos en el Hotel Botánico, un referente en Tenerife en el que probé el masaje Tailandés en su impresionante patio y sus distintos tratamientos.

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