Marruecos, una mirada al pasado
Marruecos es un país honesto y sincero con su turismo, no te vende una imagen falsa que no respeta la autenticidad del país. La gente, la gastronomía, las calles, y sus productos te cautivarán desde el primer día. ¿Quieres conocer más?
Atravesando desde Tarifa el Estrecho de Gibraltar, parece que cruzáramos un agujero en el tiempo que nos transporta 20 años en el pasado. Tánger, aún siendo una "ciudad Europea", nos da una muestra de lo que nos encontraríamos en Marruecos: Un país anclado en el pasado donde la tecnología apenas ha llegado, donde la artesanía y el trabajo a mano aún predomina y donde la producción en cadena es un concepto que aún queda lejos y tardará en llegar.
A mí me recuerda a la España de Naranjito, de hace 20 o 30 años, incluso con los mismos autobuses, con restaurantes que recuerdan a los chiringuitos de las playas, malas infraestructuras de transporte, malas carreteras, y las carnicerías con el género al aire libre -toda la desinfección que necesitan la encontrarán en el fuego.
Aún con todo, la sencillez de la vida en Marruecos es cautivadora: el trabajo a mano es algo a lo que hemos dejado de estar acostumbrados y ha pasado a ser una rareza que valoramos, se nota una calidad y una intensidad en los sabores que hemos dejado de disfrutar en favor de legislaciones e intermediarios, la espontaneidad en las formas ocupa el hueco en el que habitualmente está el "diseño", el sello de la era moderna.
Marruecos es aún un vistazo al pasado, empañado por la pobreza y la venta de drogas que son prácticamente omnipresentes. En cualquier callejuela hay gente intentando venderte hachís o "excursiones" a las plantaciones de opio, cualquiera puede hacer de guía o venderte mercancía. Tampoco faltan los tenderetes que venden desde telas y figuras de barro hasta televisiones, videoconsolas, móviles -algo curioso contando con que el tema de la cobertura es inexistente en muchas zonas- y hasta portátiles. Por supuesto, no contéis con cajas ni garantía en ninguno de éstos productos, muchos son de segunda mano.
¿Es Marruecos un destino consumido por el turismo?
Definitivamente. Marruecos funciona por y para el turismo. Es el pilar central, el eje de la economía. Los hostales, las tiendas, hasta la droga pueden moverse gracias a la cantidad de turistas que hay. Más de uno nos preguntó cuándo empezaba la Semana Santa -empezaban a agobiarse al ver que había pocos turistas hasta ése momento-. Es uno de los destinos donde mayor acusación tiene la importancia del turismo sostenible tanto por los niños, que no tienen reparos en pedir limosna, como por el impacto sobre la vida de las personas que tienen los precios que queramos pagar por los productos.
Aún con todo ello, Marruecos sigue siendo un destino auténtico, con mucho que ofrecer y mostrar y sin vender una imagen al turista que no se corresponde con la realidad. Es sincero en éste sentido y se agradece, porque lo que puedes esperar de éste país es exactamente lo que te ofrece.
Si has estado en Marruecos, ¿por qué no nos cuentas cómo fue tu viaje?
Destinos / Cultura