Chanclas, cholas, sandalias. Dá igual cómo las llames, ya sabes de qué estamos hablando: De lo que te pones en los pies para ir a la playa, o cuando te da pereza calzarte en verano para bajar a por el pan. Y yo bajo muy pocas veces a por el pan.
Como las botas Panama ya tienen mi seal of approval y me hacían falta unas chanclas -las últimas las perdí no sé dónde- me he agenciado unas de las que probablemente sean las mejores cholas que voy a tener en la vida, las Sanders de Panama Jack.
No puedo decir nada de estas sandalias que no haya dicho anteriormente de las botas: Son robustas como ellas solas, suaves, cómodas y más bonitas que cualquier cosa que dejen un pie al aire. Y no puedo estar más contento con llevármelas de viaje.